2016/02/19

Ya escampa

Si te detienes en cada cuadro (sobre todo en los paisajes), puedes observar cada paso, cada capa como si de los restos de un palimpsesto se tratara. Desde las primeras manos "aguarrasadas" para tapar el blanco del lienzo o de la tabla, pasando por la reconstrucción estructural de la luz de la escena, hasta las últimas palabras que ponen fin a la obra.
¡Y me gusta! Me encanta ver cómo en el canto se nota el roce de la madera pintada con el soporte del caballete; y no lo escondo con alguna pincelada unificadora. Pues cuando pase a otras manos, ya podrá contar algo más que no sólo lo aparentemente evidente.
La superficie del cuadro está llena de pequeños párrafos escondidos debajo de otros, los cuales, lejos de querer destacar sobre los primeros, se apoyan en ellos. Las palabras de unos se mezclan con las palabras de otros formando frases que, de cerca, parecen abstractas pero que si se observa como un todo cobran sentido y describen su pequeña historia.

En este paisaje quise correr demasiado al principio y pagué las consecuencias. Ahora ya sé que todo tiene su ritmo y el tiempo no lo marca. El ritmo lo marca la historia que, en cada página, se cuenta.



Ya escampa
Óleo sobre tabla
2016
200 x 75 cm.

Detalles:





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